Sin título

Este es el primer blog que escribo con lágrimas en los ojos.

El martes 13 de marzo como a las 12:00pm estaba a punto de irme a la escuela. Sonó el teléfono, oí la voz de mi mamá. Se cortó la llamada. Cinco minutos después sonó de nuevo, tuve miedo de contestar, miedo de la noticia que yo ya sospechaba.

-Bueno?

-Tu abuelito falleció...

Silencio, un silencio sórdido que no sabría como explicar.

Su corazón dejó de latir a las 11:05 de la mañana, el diagnóstico: Paro cardiorespiratorio.

De 4 abuelos con el fué con el que más conviví, el me crió junto con mi abuela, cada sábado era casi una religión visitarlo en esa casa grande dónde ocurrían cosas extrañas.

Se crió en un pueblito de Michoacán, jamás pisó una escuela, pero no le hizo falta. Lo quería muchísimo.

Era enojón, eso sí. El viejito cascarrabias, le decíamos los primos. O "Gepetto" porque según mi prima pequeña era sumamente parecido al padre de Pinocho. Tenía una voz gruesa, pero paternal, que inspiraba confianza.

Con la llamada, se me salieron unas cuántas lágrimas. Ya en el sepelio, lloré muchísimo más, ver a mis tías y tíos quebrarse, a mis primas abrazarse entre ellas...hasta entonces me cayó el veinte. Ya no estará más con nosotros físicamente.

Pero yo jamás olvidaré su voz y esas enchiladas con el queso de su pueblo. Y te juro abuelito que la familia seguirá en pie, por ti y por mi abuela, que tan sólo se nos adelantaron.



Hasta siempre abuelito.



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